El código moral masónico, se ha transmitido entre los masones desde el principio de la masonería moderna. Tiene, por lo tanto, no menos de 300 años. Esta antigüedad hace que algunos de sus puntos estén expresados de un modo anacrónico, no obstante el sentido del código, sigue vigente.
No se considera este código moral masónico, como una especie de normas de obligado cumplimiento o un dogma de la masonería, los dogmas no existen en masonería. Sin embargo, como se indica en el último punto “…el día que se generalicen estas máximas entre los hombres la especie humana será feliz y la masonería habrá terminado su tarea…”
- Ama al Gran Arquitecto de Universo.
- Ama a tu prójimo.
- Haz bien y deja hablar a los hombres.
- Ama a los buenos y compadece a los débiles, huye de los malvados; más no odies a nadie.
- Habla respetuosamente a los grandes, prudentemente a tus iguales, sinceramente a tus amigos y con ternura a los pobres.
- No adules jamás a tu hermano porque es una traición y si tu hermano te adula, desconfía, que no te corrompa.
- Escucha siempre la voz de tu conciencia.
- Sé el Padre de los pobres: cada suspiro que tu dureza les arranque, será una maldición que caerá sobre tu cabeza.
- Respeta al extranjero y al viajero porque su posición los hace sagrados para ti.
- Evita las disputas, prevé los insultos poniendo la razón de por medio.
- Respeta a las mujeres, jamás abuses de su debilidad y muere antes que deshonrarlas.
- Si el Gran Arquitecto del Universo te da un hijo, dale gracias pero tiembla por el depósito que te confía porque en lo adelante, tú serás para ese niño la imagen de la divinidad.
- Haz que hasta los diez años te tema, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete; hasta los diez años sé su maestro, hasta los veinte su padre y hasta la muerte su amigo.
- Enseña a tus hijos buenos principios antes que bellas maneras, que te deban antes una doctrina esclarecida, mejor que una frívola elegancia. Que sean mejor hombres honrados que hombres hábiles.
- Lee y aprovecha. Ve e imita. Reflexiona y trabaja, y que todo redunde en beneficio de tus hermanos para tu propia utilidad.
- Sé siempre contento para todo, en todo y por todo.
- Jamás juzgues ligeramente las acciones de los hombres, perdonándolas o condenándolas.